Dedicado a la psicología

     

No puedo ocultar mi admiración por el gran esfuerzo que la psicología viene realizando por estudiar la mente humana y por alcanzar la categoría de ciencia.  Y a su vez pido disculpas por utilizar tan frecuentemente los términos psicológicos a lo largo de este estudio sin ser un doctor en psicología.  Justifico mi atrevimiento por el hecho de que la psicología es ya parte de la cultura popular, y porque en las sectas, gracias al bajo nivel científico de muchas de las ramas de la psicología, la usan para darse la razón a sus sinrazones dogmáticas.  Por ello he considerado necesario hacer un uso de ella con la mayor seriedad que me ha sido posible, con la principal intención de denunciar los fraudes intelectuales a los que los paseantes por las sectas están expuestos.  Aun así, pido disculpas.  Como también pido se me excuse el atrevimiento de proponer una nueva vía de investigación, que expongo a continuación, sin ser un profesional de la psicología.  Han sido muchos los años experimentando con mi propia mente, y observando las mentes de los demás, como para que ahora se pierdan por una excesiva cautela.  Prefiero correr el riesgo de hacer el ridículo a callarme las conclusiones a las que haya podido llegar.  Espero que todo ello sea de alguna forma útil a nuestra sociedad y a los individuos que la componemos.   

El supuesto del que estamos hablando puede revolucionar las líneas de investigación de nuestras ciencias y especialmente las de la psicología.  Si es cierto que estamos en una realidad virtual, habremos de plantearnos nuevamente las bases sobre las que se asientan las ciencias y las investigaciones científicas. 

La psicología cognitiva estudia el proceso estímulo-respuesta de nuestra mente asemejándolo al proceso de un ordenador, intentando imitar el programa humano que gobierna nuestra actividad.  Pero se ha llegado a un punto en el que parece haberse frenado esta interesante vía de investigación.  No se encuentra ese programa que nos dé las pautas del comportamiento humano.  Ya sea porque existe un libre albedrío imposible de determinar, o porque no hay manera de construir ni con varios ordenadores la capacidad de proceso de datos de nuestro cerebro; el caso es que parecen haberse estancado los avances de la psicología cognitiva. 

El nuevo supuesto informático de realidad virtual que venimos exponiendo, en mi opinión, abrirá nuevas puertas al éxito de esta joven rama científica de la psicología.  La mayor dificultad para iniciar las investigaciones es que todavía no se pueden conseguir sistemas de inmersión que nos permitan meternos totalmente en la realidad virtual de un ordenador tal y como estamos metidos en este mundo.  Sin embargo, en este tiempo de espera, se pueden ir componiendo las bases de futuras investigaciones.

Cierto es que si todo está sucediendo en nuestra mente, gran responsabilidad recae sobre la psicología, que al final va a tener que estudiar absolutamente todo: como se crea en nuestra mente nuestra realidad y como nos relacionamos con ella.  Siguiendo las pistas del esoterismo, todo parece indicar que nuestro mundo virtual está formado en una parte de nuestra mente colectiva.  Es como si viviéramos un sueño que solamente utiliza para ser soñado parte de nuestra mente.  La mente que contiene todo nuestro mundo virtual sería el hardware del poderoso ordenador que genera nuestra realidad.  Los cerebros individuales solamente son los ordenadores virtuales que cada ser vivo utiliza para moverse por este mundo.  Cada ser vivo de nuestra realidad es una unidad solamente en la ilusión de nuestro sueño.  En realidad todos somos uno, una mente donde estamos siendo soñados. 

Este fenómeno de ilusoria separación entre individuos todavía no lo conocemos experimentalmente.  Tanto en una realidad virtual como en un sueño, nos identificamos con una unidad individual, con un individuo o con un protagonista de una realidad virtual; pero desconocemos el dividirnos en dos o más conciencias individuales, excepto en casos patológicos de individuos que padecen una doble personalidad.  Este mundo que estamos soñando debe de ser tremendamente patológico, pues todos nos creemos separados de todo lo demás, cuando todo está sucediendo en una sola mente. 

Para evitar que nos estrellemos al intentar recomponer de golpe este inmenso rompecabezas, podemos continuar partiendo de lo que ya tenemos hecho.  Si la psicología cognitiva ya tiene bastante estudiados los procesos de estímulo-respuesta de nuestra mente, ahora solamente tiene que considerar las mentes individuales como ordenadores virtuales que se encuentran dentro de una realidad virtual.

Como hemos comentado en el anterior capítulo, ya se están empezando a crear en el interior de los ordenadores programas de vida artificial con criaturas elementales que evolucionan de forma semejante a la evolución de las especies.  Toscos robots virtuales que evolucionan y aprenden por sí mismos imitando a los seres vivos más elementales de nuestro mundo.  Estamos intentando construir un mundo semejante al nuestro en el interior de los ordenadores.  Ésta es una investigación muy seria que nos puede dar las claves de nuestra realidad.  En mi opinión estamos empezando a imitar en los ordenadores lo que ya hicimos en este mundo en el que vivimos: Realizamos una creación virtual, nos mentimos en ella, nos sentimos un vulgar cuerpo virtual al olvidarnos de lo que somos, y luego creamos los dioses para echarles la responsabilidad de lo que habíamos hecho.  Los profesionales informáticos de la actualidad son los nuevos dioses artífices de nuevas creaciones virtuales.  Cuando estas creaciones de vida artificial nos permitan meternos en alguno de sus muñecos vivientes, mediante los sistemas de inmersión, entonces experimentaremos un estado semejante al estado que estamos viviendo en nuestro mundo.  Entonces podremos vivir el mecanicismo de esa realidad virtual y los márgenes de libertad que nos conceda, y entonces podremos entender mejor el mecanicismo de nuestra vida y el margen de libertad que ésta nos concede.  Y si alguien se queda “enganchado” y se olvida de quien es, entonces tendremos un supuesto más próximo a nuestro estado en este mundo, pues ninguno de nosotros recuerda con claridad quienes realmente somos.

En este supuesto podemos observar cómo cada ser vivo tiene su propio programa individual estimulo-respuesta.  Pero a su vez están sumergidos en la realidad virtual programada.  Si estudiamos el mecanicismo individual de cada ser vivo obviando el programa general de la realidad virtual, no nos saldrán las cuentas, algo que ―en mi opinión― le está sucediendo a la psicología cognitiva.  En el interior de una realidad virtual, las primeras leyes que se han de considerar son las líneas generales del programa virtual, ellas son las que gobiernan el mundo, artificial o no, y a los seres vivos que lo pueblan; y ellas son las que permiten a cada partícula de vida su margen de libertad.  Solamente después de estudiar el programa general de la realidad virtual, se podrán estudiar los individuales, como subprogramas incluidos en dicho programa general. 

En nuestro mundo, lo que hemos dado en llamar leyes de la Naturaleza, corresponde a los comandos que gobiernan a todo lo existente.  Para que le salgan mejor las cuentas del mecanicismo humano a la ciencia cognitiva, habrá de considerar la mente de los individuos como subprogramas dentro del programa general que las leyes de la Naturaleza forman en nuestra realidad virtual.  Así conoceremos en su totalidad las leyes que rigen el comportamiento de la máquina humana y los márgenes de libertad que ese mecanicismo nos permite. 

De esta forma descubriremos por qué tanta ansiedad en el ser humano, tanto miedo, tanta frustración y tanta sensación de no ser libre.  Una realidad virtual, por muy bien hecha que esté, es tremendamente brutal si tenemos que vivir en ella toda una vida.  La realidad virtual en la que vivimos es una creación fabulosa, pero es una cárcel para una conciencia libre por naturaleza.  Cuando vayamos construyendo el supuesto que nos permita imitar el estado en el que estamos, la psicología empezará a entender el porqué de tantas contradicciones y padecimientos humanos.

A la vez que también podremos dar la razón a los defensores del mecanicismo humano así como a los humanistas.  Todo en este mundo es mecánico, digital, binario, en él no hay muestra alguna de que no sea así; pero también es cierto que el mecanicismo pertenece a la realidad virtual, y todo lo que es mecánico no es real; el resto, lo que no es mecánico, es lo único real, nuestra conciencia, nuestro pensamiento, nuestra alma o nuestro espíritu, llamémosle como queramos.  Ahora bien, en una realidad virtual es imposible descubrirnos a nosotros mismos, a no ser que deduzcamos que existimos porque pensamos, miramos, sentimos, o vivimos en ella. 

No temamos los avances de ingeniería genética y de la medicina, aunque cada día nos demuestren más y mejor que nuestro cuerpo es una máquina, un robot biológico.  Nuestro supuesto nos permite comprender que toda forma de vida en este mundo es mecánica, y la vez podemos entender que nosotros no somos parte de ese mecanicismo.

Si damos por cierta nuestra hipótesis, todas las pulsaciones de la Naturaleza, instintivas, tanto de vida como de muerte, son códigos del programa principal de nuestra realidad virtual.  Cuando se dice que el hombre es algo más que sus instintos, es porque sospechamos nuestra realidad aparte de la realidad virtual.  La psicología científica y la genética descubren poco a poco las matemáticas de nuestro cuerpo y de nuestra mente, pueden definirnos como robots en un mundo mecánico; pero robots habitados por una conciencia libre.  Limitados por el programa general del ciberespacio de nuestro mundo, pero libres en el fondo.  Libre albedrío que puede llegar a impedir las predicciones del comportamiento humano aun cuando hayamos descubierto todas las leyes que nos rigen.

No cabe duda de que nuestro supuesto irá madurando en nuestra cultura a medida que los vídeo-juegos de realidad virtual vayan perfeccionándose.  Espero que no me culpen de esta nueva visión filosófica.  Los avances en descubrir la virtualidad de nuestro mundo son inevitables, irán en proporción a las vivencias que nuestros jóvenes y los no tan jóvenes tengamos en otros mundos virtuales generados por ordenador.  Ahí podremos vernos en otros mundos, y comparar esas vivencias con nuestras vivencias en éste.  No tardará en llegar el día en el que cuando salgamos de una realidad virtual generada por un ordenador, y volvamos a nuestro mundo, nos preguntemos si no estamos en otra realidad virtual, pues seremos conscientes de que apenas habrá diferencia entre ellas.

En estos ensayos simulados, a medida de que vayamos perfeccionando los ciberespacios, también podremos observar cómo los fallos en los programas de realidad virtual se asemejan a los fenómenos paranormales de nuestro mundo.  Sabemos que los fenómenos que estudia la parapsicología se producen tanto en el mundo físico como en la mente de quien los vive.  Y si reconocemos que nuestra mente es el soporte de nuestra realidad virtual, es lógico que puedan existir fallos en nuestra mente que afecten a la realidad de nuestro mundo.  Bajo nuestro supuesto podemos empezar a explicarnos los extraños acontecimientos paranormales.  La psicología podrá abordar más fácilmente los más oscuros rincones de nuestra mente.  Es buen momento para empezar a afrontar el miedo a lo desconocido, pues lo desconocido puede empezar a dejar de serlo.

Es muy lamentable que profesionales de la psicología vivan seducidos por realidades virtuales espirituales, por los fenómenos extraordinarios que viven en ellas, atrapados por creencias esotéricas porque en ellas encuentran una explicación a los fenómenos paranormales mientras que en la ciencia que han estudiado no encuentran ninguna.  Es urgente afrontar el estudio de todo lo que no entendemos para evitar que la irracionalidad del dogma siga predominando sobre la razón de la Ciencia.  Mientras no encontremos una alternativa real al atrevido y burdo conocimiento fanático de las sectas, seguiremos observando cómo personas licenciadas en psicología son seducidas por las vivencias y las explicaciones del esoterismo.  Urge meter a la Ciencia de lleno en el lado más oscuro de nosotros para iluminar con la fuerte luz del conocimiento científico nuestras profundidades.  Es la única forma de evitar que las personas vean fantasmas en las sombras creadas por los visionarios que penetraron allí con sus tenues candelas.  Nuestro supuesto también puede ayudarnos a comprender los grandes misterios paranormales sin necesidad de recurrir a argumentos fantasmales.

 

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