Los poderes sobrenaturales
No cabe duda de que un gran porcentaje de las personas, que frecuentan los ambientes esotéricos, lo hacen buscando desarrollar facultades extraordinarias, impulsados por unas ansias de notoriedad o por una ambición de poder. Estos instintos tan materiales es frecuente encontrarlos en los ambientes más espirituales. Es habitual que la persona sectaria, cuando recibe iniciaciones esotéricas y despierta su percepción extrasensorial, acabe creyéndose ser una persona renovada, diferente, con poderes extraordinarios, fuera de toda vulgaridad; aunque en realidad continúen siendo tan vulgar como antes. La situación es tan ridícula como pensar que ya somos un profesional de una carrera universitaria por el mero hecho de que nos han dado un título, sin que nos hayamos pasado varios años hincando los codos estudiando la profesión. Esto sucede a menudo en las sectas, sus miembros se convierten de la noche a la mañana (en ocasiones por la gracia de dios) en personas extraordinarias, reencarnaciones de personajes históricos, o en superdotados por el mero hecho de pertenecer a la secta. Los años de experiencia que toda especialización exige no son necesarios, pues, cuanto menos se sepa, más limpios estaremos de contaminación intelectual y más rápidamente alcanzaremos el extraordinario destino que nos espera. Lamentablemente, esto solamente sucederá en el seno de la realidad virtual a la que la secta esté afiliada, en su ensoñación particular, muy alejada de la realidad. Cuando un sectario hace gala de sus facultades extraordinarias en nuestro mundo, habitualmente hace el ridículo, pues en nuestro mundo no tenemos el mismo sistema de valores que tienen en el suyo, y no vemos sus portentos como los ven ellos.
Sin embargo, no se cesa de buscar facultades o poderes “reales” que impacten en nuestro mundo materialista, cosa que tienen bastante difícil los fanáticos del ocultismo espectacular, pues en nuestro mundo gobiernan en gran medida las ciencias, y a éstas es muy difícil engañarlas. Lo más extraordinario que alcanzan a hacer ciertos profesionales del ocultismo espectacular es a doblar cucharas, a imitar a los santones faquires, o ha realizar portentos circenses semejantes.
No vamos a negar que los hechos paranormales existen, la parapsicología los estudia y tipifica. Pero de ahí a que podamos controlarlos y podamos ejercer un poder continúo sobre los demás haciendo uso de ellos, eso es algo que por ahora sólo sucede en las películas.
La creencia de que los miembros de las sectas esotéricas poseen poderes sobrenaturales es algo que, mientras a los sectarios les enorgullece, a la mayoría de la gente les llena de temor. Amparado en el ocultismo, el sectario se engrandece ante los demás, más que por la evolución de su grandeza interior, por el miedo que los demás sentimos ante su mundo desconocido. Vuelvo a insistir en la necesidad de conocer al detalle todo lo que sucede en las sectas para que la información supere al miedo, y se vaya acercando a la normalidad la relación de las sectas con el resto de la sociedad.
Si bien es cierto que no se ha cesado nunca de intentar conseguir poderes sobre los demás, no creo que nunca se haya alcanzado éxito alguno excepto sobre personas muy influenciables. También he de reseñar que no tengo mucha información del resultado de estas intentonas porque nunca me interesé en ellas. Desde los comienzos de mis andares por estos mundos de lo oculto, fui advertido del peligro que suponía centrarme en desarrollar poderes paranormales para ejercerlos sobre los demás. Soy un amante de la libertad, y siempre tuve muy claro que según uno se comporta con los demás, así ellos se comportarán contigo; por consiguiente: si deseaba ser libre, tendría que respetar la libertad de los demás. Parece ser que estamos muy unidos en el fondo, y todo lo que hagamos al prójimo revierte en nosotros tarde o temprano. Los únicos beneficios que he buscado en la aplicación de mi saber esotérico han sido para mejorar mi salud y mi bienestar general, y considero que mis éxitos al respecto son muy parecidos a los que puede obtener cualquier persona con entusiasmo por mejorar su bienestar utilizando otros medios; por lo que nunca me pasó por la cabeza la habitual locura del fanático en estas lides de pregonar a los cuatro vientos sus descubrimientos sanalotodo. No voy a negar que siempre me fascinaron ciertos poderes sobrenaturales como pudieran ser los milagros o el elixir de la eterna juventud, asuntos que trataremos más adelante.
Por lo tanto, no puedo hablar por experiencia propia de experimentos de poder sobre los demás, no los conozco. No sé practicar ningún tipo de magia, ya sea blanca o negra, para influir en mi prójimo. Más, a pesar de mi inexperiencia, vamos a continuar analizando los poderes sobrenaturales, intentando descubrir las fuerzas psicológicas o espirituales que dan vida a poderosas realidades virtuales esotéricas.